¿Cómo afectan los colores a nuestra mente?

Las tonalidades, el nivel de saturación y luminosidad provocarán diferentes sensaciones en nuestra mente. Por ejemplo, el amarillo suele representar energía y juventud y, el rojo, pasión o vitalidad. Y todas estas emociones que se activan en nosotros pueden ser una herramienta muy poderosa a la hora de elegir la composición de nuestra imagen de marca. Entonces, ¿cuál es el significado de los colores que vemos a diario y la reacción que se espera de nosotros?

• Blanco. Se suele asociar a la inocencia y pureza. Es el color de la luz y el bienestar emocional.
• Negro. En el lado positivo de la balanza, se relaciona con la elegancia, lujo, sobriedad y tiene un gran poder para captar la atención. Por otro lado, su uso tradicional lo relaciona con la muerte y el peligro.
• Rojo. Si hay algún color que se asocie a la pasión, ese es el rojo. Además, es un color con mucha fuerza que capta la atención del usuario.
• Amarillo. También tiene ciertos tintes de agresividad, al igual que el rojo. Está ligado a la energía, alegría, abundancia y fuerza. Aunque es un color con mucha potencia, una presencia excesiva puede llegar a ser contraproducente, ya que no acostumbramos a verlo en grandes cantidades.
• Azul. El azul transmite tranquilidad, armonía y seguridad, de ahí que sea empleado, por ejemplo, en la identidad gráfica de muchos bancos e incluso de redes sociales.
• Rosa. Se vincula a la infancia e inocencia, así como al sabor dulce.
• Morado. Se relaciona con la espiritualidad y con la realeza. Se utiliza para transmitir sofisticación y elegancia.
• Naranja. Se asocia a la ambición y la vitalidad. Se acostumbra combinar con colores como el azul para transmitir calma, serenidad y armonía.
• Verde. Es el color de la naturaleza por excelencia. Transmite frescura, salud y armonía. Es por ello, que lo encontraremos, por ejemplo, en etiquetas eco.

De un modo u otro, lo que un color nos transmita también encontrará influencia en cuestiones culturales, por ejemplo, el blanco en occidente representa la pureza, mientras que en algunos países asiáticos está asociado a la muerte y el luto, o a su uso tradicional o a nuestra propia experiencia.